COMUNICADO
Distintos medios de comunicación se han dirigido a este Comité, en relación a la opinión que nos merece la situación derivada de la denuncia presentada por los padres de un menor de edad, alumno de un Instituto de enseñanza de la localidad de la Línea de la Concepción, derivada de las explicaciones dadas por el profesor acerca del clima de la localidad granadina de Trevelez, y sus propiedades refiriéndose a su microclima en el proceso de elaboración carnica del jamón de aquel origen.
Queremos manifestar nuestro posicionamiento en el sentido que la cuestion iniciada a raíz de la citada denuncia, no pasaría de ser una mera anécdota, sino fuera porque en medio de este psuedoconflicto hay un menor en juego. Nos parece una ligereza que del ejercicio de la libertad de cátedra se derive, ni más ni menos que una denuncia. No vamos a efectuar ningún juicio de valor acerca de lo que debieron o no hacer los padres del menor, porque entendemos que nos corresponde, pero si en cambio nos preocupa , la actitud en someter todo aquello que entendemos subjetivamente que vulnera un derecho o que en modo alguno limita muestra esfera jurídica en una irremisible judicializacion de nuestras vidas . Nos preguntamos cual es la situación que en estos momentos vive el menor en su entorno social, a juzgar por la entrecortada imagen que ofrecían los medios de comunicación del menor, como entre lágrimas pretendía dar una explicación de lo ocurrido. La interposición de una denuncia debe ser, en todo caso, la consecuencia de un proceso de análisis de hechos. En todo caso en relación a los hechos, que no estimamos que sean ninguna frivolidad, debemos preguntarnos acerca del subjetivismo del citado menor y las razones por las que se ha sentido motivado para una tal repulsa ante las explicaciones del profesor. Nos preguntamos si la formación que reciben nuestros alumnos es la adecuada en cada momento. El mapa del alumnado es muy variado. Hoy nuestros docentes imparten sus enseñanzas para un alumnado muy variopinto, y nuestras autoridades académicas deben tener muy presente esta nueva situación. Y no solo precisamente por el hecho, anecdótico del jamón, sino por multitud de situaciones que se plantean a diario en nuestras aulas. Léase los casos del hiyab a pañuelo con el que cubren su cabeza algunas alumnas musulmanas, o la alimentación que no tiene en cuenta las singularidades de la población escolar. En definitiva nuestro posicionamiento viene determinado por la preocupación que pueda haber tras esta motivación, porque de esta situación al fracaso escolar hay un corto camino y aquí si que la responsabilidad es de todos, padres, educadores y sistema educativo.
Antonio Garcia Petite
Comité de Arbitraje musulmán-CAM-
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