Alguna voz se ha alzado en los últimos días, pidiendo el cierre de aquellas mezquitas en las que se imparta una doctrina radical incompatible, decimos nosotros, con las propias esencias del verdadero Islam y con los principios constitucionales. Bajo estos parámetros de estudio vamos a formular algunas reflexiones.
En estos días ha aparecido en los medios de comunicación el cierre de la mezquita de Hamburgo, por su supuesta relación con los atentados de 11-S : nos sorprende como se ha podido tardar casi nueve años en adoptar una decisión como esta. Esto nos sugiere que o bien no se ha ejercitado el control suficiente, o ha sido un observatorio, lo que no me parece muy ético, como actuación. Algo es, o no es, pero el laissez faire aquí no vale por los intereses de seguridad en juego.
Se han atacado mezquitas, como el reciente de Bolonia. Y se ha cerrado, aunque después parece haber sido abierta tras un consenso, con la Alcaldesa un a mezquita en Lleida.
El radicalismo es el mal de nuestro tiempo, cuyas raíces se extienden al pasado colonial y la lucha de los pueblos sometidos a la colonia, utilizando para ello algunos principios de Islam, bajo una égida política de liberación.
El radicalismo lleva a una tergiversación y manipulación perversa del Islam, sometiendo y anatematizando a los musulmanes a unos principios que si no se cumplen serian Kafir. De ahí esta cuajando en cierta opinión publica, la equiparación de Islam y radicalismo. Esto nos puede llevar a un abismo insuperable para la convivencia. Ninguna religión, o credo religioso es violento por naturaleza y definición. Como se transforma un credo pacifico en una espiral de violencia. A mi juicio inciden múltiples factores. El más relevante, seria la manipulación interesada por ciertos lobbies siniestros del terrorismo internacional. Hagamos una rápida visión por la llamada piratería somalí, a quien beneficia, pues permítanme que diga, que no, a los desarrapados miserables que en pleno éxtasis de droga asaltan un barco. A estos no les toca ni las migajas. Los pingues beneficios van a los poltroneros apostados desde sus despachos que controlan las finanzas. En Afganistán, desde hace mucho tiempo se conocía las riquezas que encierra el subsuelo de este desértico país, sino a quien puede interesar, sino a señores de la guerra. A quien interesa el radicalismo, pues ni mas ni menos que a los grandes hermanos (big brothers) de la subversión y del control social en occidente, que ven como la población musulmana aumenta, y es a esta la que interesa controlar para influir en los gobiernos que ellos consideran como sus enemigos.
En este marco de ideas las mezquitas pueden jugar un papel esencial para estos bastardos fines, incluso aun de forma inconsciente, como puede ocurrir en múltiples casos. Hemos dicho que es preciso un registro de mezquitas, pero no el nivel de registro como sede social de una determinada comunidad. Es precisa una regulación de las mezquitas, como sede de una comunidad religiosa, para ello los ayuntamientos deben conceder la oportuna autorización de dicha actividad. Y también de sus dirigentes que debe tener la formación adecuada. El filtro debe ser al principio con el establecimiento de una normativa clara y accesible.
En segundo lugar los principios constitucionales. No podemos olvidar que nuestra constitución es el marco de nuestra convivencia y que nada puede quedar al margen de los principios constitucionales.
Antonio Garcia Petite
Abogado
Miembro Fundador del Comité de Arbitraje
Musulmán y Buenas Practicas
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